domingo, 22 de marzo de 2009

TEMA 1: GENERO, DESARROLLO Y POBREZA

Antes de comenzar ha hablar considero importante entender que significa genero.
Frecuentemente se confunde sexo y género cuando si bien el sexo determina el género, ambos conceptos tienen significados bien distintos.

· Sexo: es el conjunto de características físicas, biológicas y corporales con las que nacen los hombres y las mujeres, son naturales y esencialmente inmodificable.
· Género: es el conjunto de características psicológicas, sociales y culturales, socialmente asignadas a las personas. Estas características son históricas, se van transformando con y en el tiempo y, por tanto, son modificables.

El género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales, es una construcción social que supone un conjunto de acuerdos tácitos o explícitos elaborados por una comunidad determinada en un momento histórico determinado y que incluye a los procesos de enseñanza-aprendizaje.

..."Ser pobre significa estar libre de todo lo superfluo y de todas las trampas del
materialismo, y por ello la pobreza no corrompe, sino que dignifica. El problema de la sociedad no es cómo eliminar la pobreza, sino cómo eliminar lo humillante de la pobreza"...(A. Margalit 1997 :179).

Actualmente se reconoce que la pobreza y la desigualdad son fenómenos que aumentan y no han sido superados sobre todo en áreas poco desarrolladas. "La pobreza y la desigualdad social siguen siendo objetivos esquivos de nuestro desarrollo y han sido duramente golpeados en los últimos años por nuestra vulnerabilidad macroeconómica"

Asimismo, se sostiene que la pobreza es de naturaleza compleja, relacional y multidimensional. Las causas y características de la pobreza difieren de un país a otro y la interpretación de la naturaleza precisa de la pobreza depende de factores culturales, como los de género, raza y etnia, así como del contexto económico, social e histórico.

Me ha resultado curioso lo que he leído acerca de que en los últimos años se ha extendido la idea de que las mujeres son más pobres que los hombres, vinculando este fenómeno principalmente al incremento de hogares con jefatura femenina. Esta idea de “feminización de la pobreza” ha sido objeto de intensos debates, cosa que no me extraña porque pienso que no tiene nada que ver que un tema tan dramático como la pobreza esté influido por la figura femenina.

TEMA 2: ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACION


CONSECUENCIAS DEL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACION

El creciente envejecimiento de la población es uno de los cambios más significativos de las sociedades modernas. Lo que condiciona este aumento de población anciana es el descenso de la natalidad, ya que desde mediados del siglo XX las parejas han ido disminuyendo el numero de hijos (por motivos socioeconómicos mayoritariamente).


Segun datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística, en el año 1975 la fecundidad de las españolas era de 2,8 hijos por mujer y en el 2002 esta cifra se había reducido a una media de 1,26 hijos.

Este hecho y el aumento de la tasa de mortalidad han provocado en envejecimiento de las sociedades. En España la esperanza de vida al nacimiento ha pasado de 70,4 años para los hombres y 76,2 para las mujeres en 1975, a 75,7 años y 83, 1 años respectivamente en el 2002.
Las importantes ganancias en esperanza de vida de los últimos años junto con tasas de natalidad muy bajas han originado un crecimiento de la población anciana. Si en los próximos años las tendencias de natalidad y mortalidad se mantienen, el crecimiento de la población seguirá un perfil descendente.

Algunas de las consecuencias de este envejecimiento son:

· Gastos en prestaciones sociales y sanitarias: el proceso de envejecimiento de la población representa un importante reto para el sistema sanitario, no solo porque el gasto sanitario per capita aumenta con la edad, sino también porque implica un cambio del carácter mismo de las atenciones y cuidados demandados.
· Discapacidad: esta es otra de las cuestiones que aqueja a buena parte de los ancianos. Las discapacidades aumentan con la edad, haciendo que los que las sufren dependan de unos terceros.
· Exclusión social de los mayores: el proceso de exclusión social en los países desarrollados está determinados en buena medida por el acceso o no en el mundo laboral. De esta forma, los individuos que permanecen al margen del mundo laboral como los jubilados, prejubilados, discapacitados, etc. se convierten en colectivos excluidos o potencialmente excluidos.
· Pensiones de jubilación: desde algunos sectores se ha dado la voz de alarma ante la imposibilidad de poder pagar las pensiones en una sociedad en la que supuestamente el número de trabajadores podría ser inferior al de beneficiarios.


El proceso de envejecimiento de la población comportará un importante reto para las sociedades en el futuro. Sin embargo, en oposición al temor generalizado de que el envejecimiento provocará la desestabilización del Estado de Bienestar, no se puede olvidar que el alargamiento de la vida es un logro de las sociedades desarrolladas y como tal debe plantearse.


TEMA 2: GENERO Y DESIGUALDAD

“Género” se refiere a los roles, derechos y responsabilidades diferentes de los hombres y las mujeres, y a la relación entre ellos. Género no se refiere simplemente a las mujeres o los hombres, sino a la forma en que sus cualidades, conductas e identidades se encuentran determinadas por el proceso de socialización. El género generalmente se asocia a la desigualdad tanto en el poder como en el acceso a las decisiones y los recursos. Las posiciones diferentes de las mujeres y los hombres se encuentran influenciados por realidades históricas, religiosas, económicas y culturales. Dichas relaciones y responsabilidades pueden cambiar, y de hecho cambian, a través del tiempo.

Hombres y mujeres desempeñan roles diferentes tanto en el ámbito familiar como en el laboral y social. En el mercado de trabajo de los países desarrollados se observa una acusada segregación ocupacional a la vez que importantes desigualdades salariales entre hombres y mujeres. Las consecuencias de estas diferencias laborales se manifiestan a todos los niveles: económico, social, laboral, familiar, de salud entre otros quedando siempre las mujeres en desventaja.

Después de muchos años de supuesta igualdad e, incluso, con la existencia de leyes para asegurarlo, estamos todavía en situación de desigualdad profesional entre los hombres y las mujeres. Desde mi punto de vista creo que actualmente seguimos viviendo en una realidad en la que existen dos mundos paralelos: el de las personas y el del mercado. El primero se mide por los parámetros del desarrollo humano y el otro por las leyes del mercado.

La desigualdad de género es una de las más graves que se pueden encontrar en el mundo actual. En los países desarrollados, aunque no en todos, se han ido dando en los últimos tiempos avances hacia una mayor igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. Sin embargo, según los Informes de Desarrollo Humano del PNUD, no hay ningún país del mundo en el que las mujeres dispongan de las mismas oportunidades que los hombres. La igualdad, en ocasiones, se ha conseguido en términos jurídicos, pero no reales. De modo que las mujeres ocupan menos cargos de responsabilidad, tanto en la política como en la economía, reciben salarios inferiores a los hombres en trabajos similares, les afecta en mayor medida el desempleo y cargan con la mayor parte del trabajo doméstico. Las mujeres que se encuentran incorporadas al mercado laboral se enfrentan a la doble jornada, a la del trabajo y a las tareas domésticas.

En los países subdesarrollados, por lo general, aunque esto depende de comportamientos religiosos, existe una gran discriminación de la mujer, hasta el punto de que hay países en los que no tiene acceso a la educación básica. En consecuencia, el analfabetismo afecta más a las mujeres y cuando saben leer o escribir padecen otras carencias educativas que las condenan a la realización de trabajos mal retribuidos y a la economía informal en bastantes casos. No disponen, por lo general, de capacidad jurídica y cualquier acto, ya sea casamiento, compra o venta, tiene que contar con la autorización del marido, padre o hermano mayor. Muchos puestos de la sociedad los tienen vetados. La mujer queda relegada a las tareas domésticas o a trabajos sin cualificar, que requieren muchas horas de trabajo y poco sueldo.

La desigualdad de género parece adolecer de unas condiciones intrínsecas, pues como señala con acierto Lourdes Benería en su extraordinario libro Género, Desarrollo y Globalización, "desde una perspectiva feminista, el capitalismo no es el único orden subyacente que debe preocuparnos. Las formas patriarcales, la desigualdad de género y la opresión de las mujeres pueden estar ligadas a diferentes formas de las instituciones capitalistas, pero también existen en otras formaciones económicas y sociales".

Para terminar me gustaría dejar constancia de estas palabras que llamaron mi atención al leerlas:


"El género es una construcción cultural; por consiguiente no es ni resultado causal del sexo ni tan aparentemente fijo como el sexo… Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras; en consecuencia hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino".


Estas palabras que podrían parecer tomadas de un cuento de ciencia ficción que vaticina una seria pérdida de sentido común en el ser humano, no son otra cosa que un extracto del libro "Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity" (El Problema del Género: el Feminismo y la Subversión de la Identidad") de la feminista radical Judith Butler, que viene siendo utilizado desde hace varios años como libro de texto en diversos programas de estudios femeninos de prestigiosas universidades norteamericanas, en donde la perspectiva de género viene siendo ampliamente promovida.